miércoles, 5 de enero de 2011

Un tesoro no tan sumergido en el mar



Hace años los Ellis compraron una casa para ellos y sus hijos, un domicilio construido utilizando el estilo tradicional de Aruba. Con los años decidieron mudar hasta allí su negocio familiar: el restaurante Papiamento. Mucho del diseño original de la vieja residencia de los Ellis se mantiene casi intacto hoy. Se puede pasear o hasta comer en viejos cuartos o estudios. La antigua sala comedor donde la familia se reunía para sentarse a la mesa es una especie de salón VIP que recibe a invitados tan especiales como la propia Reina Beatriz de Holanda. 




El mejor acompañante para una casa con tanta tradición es una cocina donde abundan los platos originales de Aruba, nuestra decisión para comenzar con la cena en Papiamento fue un Keshi Yena (queso relleno) una preparación arubiana típica que incluye, queso, por supuesto, pollo, carnes rojas, tomates, pasas y aceitunas, entre otros. El Keshi Yena fue el mejor preámbulo para un manjar exquisito: mero cubierto por almendras tostadas. Aquella carne marina combinada con un puré de batatas y vegetales de la isla, fue como subir al cielo por unos segundos. Mientras me aplicaba disfrutando aquella delicia, nuestras amigas Paula y Jo-Anne, conversaban sobre las respectivas recetas de sus madres para preparar Keshi Yena. 
Del pescado con almendras, pasamos al postre y del postre al café, en mi caso. Gustavo, repitió su hábito de rematar cada cena con un rico té. 




La conversación y sobremesa se prolongó prácticamente hasta que el restaurante se encontró vacío, en ese momento recibimos una invitación: conocer a Eduardo Ellis Junior, chef de Papiamento e hijo de los fundadores del lugar. El encuentro fue en la bodega de vinos, un auténtico tesoro en la isla de Aruba, pero no enterrado en las profundidades del océano. Eduardo nos recibió con una amabilidad entrañable y una botella de tinto argentino. El aroma del caldo y su sabor aflojaron nuestras lenguas y la conversación, como no, giró en alrededor de las casi 300 “marcas” distintas de vinos del restaurante: blancos, tintos, espumantes, rosé. Californianos, chilenos, australianos, africanos, españoles, argentinos, estos últimos parecen ser los favoritos del anfitrión de la familia Ellis. 




De la reserva de vinos  pasamos a la casa, caminamos por cada rincón y en cada uno Eduardo nos contó alguna pequeña historia de su infancia, de su familia. Vimos viejas fotos de sus abuelos, imágenes en blanco y negro. Cuando nos tocó despedirnos de aquel refugio de recuerdos y sabores, recibimos otro obsequio, una libro de historias y recetas de la cocina de Aruba. Camino al hotel no pude resistir y busqué la receta del Keshi Yena, la leí y repasé su dificultad, tal vez pueda convencer a J que algún día prepare ese plato tan delicioso.

@borisfelipe68

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