Muchas veces hice snorkel antes de visitar Aruba, pero jamás buceo o diving. Hacerlo me llenaba de enormes expectativas y emoción. Uno de mis recuerdos más lejanos, de mi infancia más remota, son las imágenes de la serie de televisión “Mike Nelson, investigador submarino”, una especie de detective de las profundidades azules. En mi familia hay buzos certificados, tíos y primos, así que eso de echarse al mar con un tanque de oxigeno, máscara y chapaletas, suponía, podía estar en mi ADN.
Llegamos al local de Unique Sports en Irausquin muy temprano. El trato fue en extremo cordial, Gustavo y yo, literalmente, nos sentimos como en casa. Fuimos atendidos por una tropa de colombianos y venezolanos simpáticos que nos pidieron llenar una hoja con datos personales y preguntas sobre nuestra salud, indispensables antes comenzar con el buceo, también nos dotaron del equipo y nos dieron la primera charla introductorio con los conceptos básicos. Unique Sports está certificada por PADI. Todo esto, mientras cantaban, recordaban sus ciudades natales, bromeaban y compartían su felicidad de vivir en Aruba.
Armados con todo el equipo conocimos a Nina, nuestra instructora, una holandesa quien nos llevó hasta la piscina del Radisson Aruba, donde sería la lección inicial. Randy, nuestro amigo arubiano se incorporó al grupo en ese momento. Debo ser completamente sincero, fui lento y torpe para aprender las nociones básicas, el primer impulso fue sentarme a ver a mis compañeros aprender con las indicaciones de Nina. Sin embargo, la diligente holandesa dedicó los últimos minutos de esa sesión en repasar cada una de las indicaciones solo conmigo, así, en minutos estuve listo para mi primer “buceo”.
Con la clase aprendida, todos, subimos a la lancha que nos llevaría hasta el punto de nuestra primera inmersión. En el camino iba, mentalmente, repasando las indicaciones de Nina, como respirar, como hacer pasar el tupo del oxigeno por mi hombro derecho, la importancia de verifica el nivel de mi oxígeno en el tanque, como vaciar de agua de mi máscara y mi boquilla de oxígeno, como desplazarme dentro de agua sin mover los brazos. En eso estaba cuando la lancha se detuvo. Allí recibimos la última lección, como saltar al agua. Poniendo un pie adelante y dejándose caer, y así lo hice, en segundos estaba listo para poner en práctica todo lo aprendido esa mañana. Le quité un poco de aire a mi chaleco y comencé a bajar, bajar y bajar. Gustavo y Randy hicieron lo mismo.
La sensación del buceo es imposible reproducirla en palabras. Paz, belleza, curiosidad, todas emergen de una mientras uno se hacer parte de la coreografía del mar. Luego de unos minutos, subí a la lancha y esperé al resto del grupo .Todos emergieron del mar con caras de satisfacción, hablando con emoción de cada detalle de la pequeña aventura, el trabajo del equipo de Unique Sport estuvo a la altura, seis nuevos prospectos de buzos encantados. Nina y la tripulación estaban felices, rieron con nosotros, todos cumplimos con nuestro propósito, conectarnos con el mar de Aruba, pero en lo profundo.
@borisfelipe68
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