Después que Paula Ochoa pasara por nosotros al aeropuerto Reina Beatrix, a 5 minutos de este se encuentra el hotel donde me hospedé; el Renaissance. Algo realmente impresionante, te bajas del auto y lo primero que ves es una tienda de Ermenegildo Zegna! El Hotel está divido en dos partes, la primera que lastimosamente no conocí, (pero una noche me pegué una escapada y caminé por los alrededores de este que es el Renaissance Ocean Suites y la otra parte que es el Renaissance Marina Hotel.
Me hospedé en el Marina en la habitación 1351. El hotel está a los negocios netamente, y tiene todas las comodidades posibles para esto. Es un hotel en el que no pueden hospedarse niños, para eso está el Ocean Suites. Volviendo a la habitación, el mío tenia justamente vista hacia el otro hotel, pero tuve la suerte de despertarme un día muy temprano y ver el amanecer arubiano, el cual se vio perfecto desde donde descansé a mi llegada. Las habitaciones están equipadas con todo lo necesario para un descanso confortable y nada que hacer, hay que hablar de las camas, que son magníficas.
Te hospedas siempre a partir del tercer piso, porque el primero y el segundo es un Centro Comercial, que si mi cerebro no me falla en lo que vio, es el más lujoso de Aruba, solo por nombrar algunos almacenes del mismo, encontramos Louis Vuitton, Ermenegildo Zegna, Starbucks, Tommy Hilfiger, Gucci y Salvatorre Ferragamo entre otros.
Las zonas comunes del hotel que básicamente eran la piscina y el bar, realmente preciosos, ubicados en el segundo piso tenías como vista a todos los cruceros que parqueaban todos los días en la isla. El servicio en la isla impecable y el restaurante del hotel con una gran variedad de alimentos.
El Renaissance Marina, es un hotel que no tiene playa, pero tiene algo más interesante, el complejo Renaissance tiene una isla privada, el único hotel que conozco que tenga estas características. En el primer piso al lado de los Starbucks con una frecuencia muy alta pasan pequeños barcos y te llevan a la isla. Un día de nuestra apretada y fabulosa agenda que teníamos en Aruba. Tenía un tiempo de sobra pequeño que decidí usar para ir a la isla. Tomé mis cosas y bajé para tomar el bote. Tienes que tener tu llave del cuarto o de lo contrario no puedes ingresar a éste. Pasé el chequeo y tuve la suerte de que no había nadie más, así que el barco fue solo para mí. Posiblemente para mí el recorrido del Marina a la isla privada haya sido la experiencia más bella que tuve en la isla. El viento, el sol y el mar hacían este recorrido uno de los más agradables en mi vida.
No tenía mucho tiempo, tendría que volver al hotel muy pronto, nuestra última cena en la isla se acercaba. Cuando entré en la isla lo primero que hice fue dirigirme a la playa de las garzas, por la hora los mosquitos hicieron de mí su cena, pero la verdad no me importó, las garzas, el mar y el atardecer un rato demasiado bello, lastimosamente corto. Mire mi reloj, ya casi era hora de volver, caminé y recorrí el resto de la isla, no podía dejar de hacerlo, llegué a la otra playa, la playa de los papagayos, la cual tiene su restaurante, seguí caminando y encontré el lugar de deportes acuáticos, luego el gimnasio y por último la cancha de tenis, ésta al ser de pasto me remitió a Pete Sampras en sus múltiples victorias en torneos de Wimbledon. El tiempo no era mi amigo, y comencé mi camino de retorno al embarque es hora de volver al hotel, bañarse y salir a cenar.
La isla, su restaurante, las tiendas del Centro Comercial entre otras cosas hacen que la estadía en este hotel estén llenas de lujo, por último un agradecimiento especial a Mildred Theijsen, coordinadora de ventas del hotel quien siempre estuvo pendiente de mi estadía y el tiempo que invirtió contándonos sobre este maravilloso hotel.
@GusPerdomo